Ama en Nepal: Semana 3

Nepal siempre nos enseña a parar. La dinámica de nuestros viajes es casi siempre la misma: llegamos atropelladas de cosas para hacer, llenamos los días de tareas, visitas y reencuentros. Es el ritmo que traemos desde casa, donde la quietud no suele ser fácilmente una opción. En el momento álgido de actividad llega un punto de inflexión, las emociones se intensifican, el cuerpo habla y es entonces cuando nos damos cuenta de que toca ralentizar. Tenemos más de un mes por delante todavía y necesitamos vivir más despacio, para digerir más despacio. Nepal todavía nos recuerda que pararse a contemplar no es solo una posibilidad, sino también una necesidad, que nos permite reflexionar y asimilar, que nos permite simplemente, estar. En ese estar más tranquilo también podemos observar con más detalle y comprender con más claridad. Se llama dejarnos sentir.

Nuestra semana empezó con un descanso de tres días, cuidándonos como personitas y como grupo que somos. En ese espacio, también hubo oportunidad para el reencuentro: el segundo día, al atardecer, nos encontramos con Kavita a orillas del lago Phewa Tal. Le acompañaba Yanish, su hijo de 2 años y medio. Durante 4 años nos hemos reunido una vez al mes en formato online… algo que ha permitido seguir con nuestro trabajo conjunto, pero nada puede compensar compartir juntas el mismo espacio. Toda la familia de Kavita está bien, ella incluida. Es fácil ver cómo tener un hijo le ha cambiado la vida y cómo estos años de pandemia y crisis económica le han motivado a buscar ingresos alternativos. Ahora regenta, junto a su sobrino, una pastelería en Hemja, pueblo estratégicamente situado entre Pokhara y Annapurna Eco-Village. Unos días más tarde visitamos el lugar “Biyan Bakery”, que Kavita nos mostró con el orgullo de ver materializada su idea y de contar con el apoyo de toda la familia. Bidan, que era un niño cuando le conocimos, también nos recibe. Sonriente y visiblemente satisfecho, nos cuenta que cambió radicalmente sus planes de salir a estudiar al extranjero para quedarse en Nepal y montarse un pequeño negocio. Es lo que tiene tener unos mínimos apoyos para empezar a emprender.

Maravillosos reencuentros
Biyan Bakery, Hemja

Es viernes por la mañana y cogemos un bus a la zona comercial de Pokhara. Es momento de hacer acopio con Kavita de todos los materiales necesarios para montar el sistema de filtración de agua en la escuela Magloyadaya, que hizo la demanda antes de la pandemia y a la que todavía no habíamos podido responder.

Comprando para el sistema de filtración de agua

Llegamos a la escuela donde nos reciben al estilo nepalí. Nos llenan las manos de flores multicolor y nos ponen collares, también de flores, hechos a mano por las familias de las alumnas y alumnos. Es un día caluroso, por lo que nos conducen a una de las humildes aulas, donde nos sentamos junto a todo el claustro docente y el equipo directivo. Tras unas palabras de mutuo agradecimiento y reconocimiento nos ponemos manos a la obra. Formamos un gran equipo durante dos días: miembros del equipo docente y de la comunidad educativa de Magloyadaya, las dos clases del curso 10 de la escuela (jóvenes de entre 15 y 16 años), el equipo de Hamro Pratisthan y nosotras.

¡Equipos Hamro y Ama de camino!
Bienvenida en el cole de Shree Magloyadaya

El proceso tiene varias etapas que nos repartimos. Mientras los miembros de la comunidad y el equipo docente crean los cimientos para la estructura, Hamro Pratisthan, nosotras y el alumnado vamos preparando lo que será el sistema de filtración de agua.

La filtración se consigue dirigiendo el agua a través de 3 cubos comunicados entre sí. Cada cubo contiene piedras de diferente tamaño, todas de tamaño muy reducido, para que el agua pase muy lentamente a través y pueda ir filtrándose y mineralizándose en su camino.  Para conseguir las piedras del tamaño idóneo necesitamos cribarlas primero, lo cual nos lleva gran parte del primer día. Todas disfrutamos del proceso mientras compartimos historias y canciones bajo un sol intenso.

El segundo día, ya con los cimientos preparados y las piedras cribadas nos disponemos a montar el sistema y dejarlo preparado. El sistema proporcionará agua segura para este colegio durante años con un simple mantenimiento, del cual se encargará el personal del colegio, instruido para la labor. Hamro Pratisthan se encargará de la supervisión del mantenimiento con visitas periódicas a la escuela.

 Prácticamente desde el momento que llegamos nos acompaña Nujra*, un buen amigo desde hace años. Cuando le conocimos tenía 16 años y quería ser maestro. Con el apoyo de TAI y a través de las becas educativas, pudo continuar con sus estudios. Durante dos cursos fue tutor de las sesiones de After Class y acompañó a varias personas voluntarias en su paso por la escuela de Bhagar. Tiene múltiples talentos, entre ellos, hacer de guía y bailar música tradicional nepalí con un toque hip-hopero. Terminó sus estudios justo antes de la pandemia, cuando vivía y trabajaba en Pokhara. Con el confinamiento, perdió el trabajo y volvió a Bhagar, su pueblo. Muchos jóvenes en Nepal hicieron el mismo camino de vuelta a casa, con la esperanza de que la agricultura y el aire libre les pudiese proveer más oportunidades que la ciudad. Así es como Nujra emprendió con una pequeña granja de pollos. Éstas fueron las últimas noticias que tuvimos de él, y cuando nos volvimos a encontrar imaginábamos una situación muy diferente a la que nos encontramos.

 Nujra tiene ahora 22 años y la granja de pollos no le da suficientes ingresos para vivir cómodamente. Comparte una habitación con su padre, y su madre, ausente, les abandonó hace años. Aún así, tiene red de amistades en el pueblo y un entorno natural espectacular en el que se pasa las tardes paseando en moto o pescando en el río. Pero todo eso se le queda pequeño. Toda la vida estudiando y ahora se siente atascado. El contexto no le ofrece la diversidad de oportunidades que esperaba: la que le habían contado que tendría. Nujra no malvive, pero mira a su alrededor y nos dice que no puede aspirar a nada. Mientras le escuchamos, nos vienen a la cabeza otras historias parecidas. “Otra victima fácil del tráfico de personas” pensamos. Y así es, y llegamos tarde: cuando Nujra se siente más cómodo, nos lleva a un lado y nos comenta que se va a Europa. A trabajar. Vuelve el silencio. Maunata

Nujra ha pagado 10.000€ a una agencia en Kathmandu que le ha prometido un visado con trabajo en zona Schengen. Confiado, nos muestra los documentos en su email: un contrato de trabajo en Polonia, una foto de su pasaporte con el visado. Su ingenuidad nos hace dudar por unos instantes. ¿Puede ser cierto? Nuestro asombro empieza a inquietar a Nujra. Seguimos indagando y las respuestas van confirmando, una tras otra, que efectivamente, Nujra ha sido víctima de una estafa. Al otro lado de las fronteras, en Europa, algunos se empeñan en llamarlo inmigración ilegal, aquí el concepto está claro: es otro caso de tráfico de personas. Cumple todos los parámetros:

  • Él no iba buscando ir a Europa a trabajar, alguien le ofreció esta opción. En las dinámicas de tráfico de personas, es un clásico que haya personas del entorno que reciben importantes premios económicos por hacer de “brokers” – las personas confían en ellas y tienen un importante poder de influencia.
  • Ha pagado 10.000€ por un supuesto visado y contrato de trabajo: cuando una empresa te contrata de verdad, es ella la que se hace cargo de estos gastos. Por no mencionar las estrictas leyes migratorias de Europa que hacen prácticamente imposible conseguir un visado de trabajo si vienes de un país económicamente empobrecido.
  • Ha pedido dinero prestado a un vecino, que le ha puesto un recargo de 24% de intereses.
  • No ha comprado su propio vuelo: la agencia dice que se encargará de todo. Tampoco tiene fecha de partida, le suelen decir “que será pronto” pero el día nunca llega. Esto es una señal clara del tráfico de personas: Nujra no puede comprar su propio vuelo porque el visado y el permiso que le han dado son falsos. Sólo la agencia sabe cómo conseguir una combinación de vuelos que puede ser que finalmente le lleve a Europa. Sabemos por otras historias que puede estar hasta 6 meses en tránsito, con largas paradas en India, Arabia Saudí y Senegal. En este tiempo, las personas migrantes no tienen ningún poder de decisión (su pasaporte está requisado) y cuentan con muy poca información. A veces tienen “suerte” y llegan al destino final, a veces, les retornan a su país tras meses de dar vueltas.
  • Desde que aceptó la oferta de la agencia, no ha recuperado su pasaporte. Dice que tiene visado, pero él no lo ha visto. Sólo tiene una copia escaneada que a efectos legales no vale nada. Esta parte es esencial para que las agencias fraudulentas tengan pleno poder sobre la persona y todos sus movimientos.
  • Nadie de su entorno sabe que se va y tampoco conoce a otras personas que hayan hecho el mismo recorrido. Estaba tranquilo, dice, porque la agencia le dio un par de contactos de personas que habían seguido el mismo camino, les llamó y le aseguraron que estaban genial trabajado en Europa. Claro.

Nos sentimos paralizadas. Nujra se va dando cuenta de los vacíos e incongruencias en sus propias respuestas. Se da cuenta, con nosotras, que no hay verdad en la historia que le han contado. Nosotras sólo podemos avisarle de aquello que seguramente se va a encontrar, para que rebaje expectativas. No ir ya no es una opción: se ha endeudado tanto con su propio vecino que el miedo y la vergüenza son, aparentemente, más complejos que seguir el camino que se ha propuesto: ¿Quién sabe? Igual su historia será diferente. Así piensan casi todos. El imaginario de Europa arrollará con todos sus sueños. Su referencia son los videos de TikTok, instragam y los rostros simpáticos de turistas y voluntarios. Si logra aterrizar en Europa se encontrará con lo que hay: un lugar hostil para personas migrantes sin papeles. Él no quería llegar sin papeles: le han engañado.

Y sin papeles no será nadie para ningún estado. El único derecho que tendrá garantizado será el derecho a ser explotado. Su intención era poderse mover por la zona Schengen y llegar hasta Portugal. “Ahí dan buen trabajo” dice. “¿Y de qué crees que puedes trabajar ahí?” le preguntamos. “¿Quizá en una oficina? Eso me gustaría” Nos pregunta con una media sonrisa. Sigue sin comprenderlo: sin papeles y sin idioma sólo quedan trabajos de los más duros, en el campo. Buscamos en internet y confirmamos el mito del trabajo en Portugal. Cientos de miles de nepalíes trabajan explotados en la plantación y cosecha de frutos rojos, sin papeles y durante 16 horas al día por menos de 600€. Se llama el pasaporte frambuesa. Siendo así, ¿cómo devolverá su deuda?

La impotencia nos envuelve de nuevo. Sentimos una tristeza profunda, por el duelo que le queda por vivir cuando sus expectativas sobre Europa toquen suelo. Sentimos inmenso enfado, por las estructuras que permiten que el tráfico y la explotación sean parte silenciosa de un cotidiano que termina con un bol de frutos rojos en la mesa de nuestro comedor. También sentimos culpa ¿lo podríamos haber evitado? Sí, le ayudamos en sus estudios pero ¿cuánto de nuestra presencia blanca le ha influido en su decisión de salir y “ser como nosotros”? Este es, sin duda, el momento más bajo de nuestro viaje. Ahora Nujra está visiblemente preocupado: su burbujita ha explotado más temprano que tarde, ahora se va a Europa sabiendo mejor lo que se va a encontrar. Pensamos en qué red de personas y entidades conocemos que puedan serle de apoyo una vez allí. Nos alivia encontrar parches a su historia, la suya, una entre miles. Nos abrazamos fuerte y le deseamos toda la suerte del mundo.

La última imagen que tenemos de Nujra es la de su amplia sonrisa subido en la moto de su colega, con un sol radiante, un potente cielo azul que contrasta con el verde intenso de la selva detrás suyo. La belleza de este lugar no fue suficiente para retenerle.

Compartiendo historias antes de emigrar
Bhagar, paraíso natural

La mañana siguiente visitamos la escuela de Shree Baljyoti. Dejamos a un lado la motivación baja y las muchas preguntas, y nos abrimos al cariñoso recibimiento por parte de la comunidad educativa. Hace 9 años que llegamos aquí por primera vez y hoy nos vuelven a llenar las manos de flores. Alumnado, profesorado, comité educativo y comité de familias están todas presentes, nos dedicamos algunas palabras y aplaudimos. No nos acabamos de sentir merecedoras de tanta gratitud: con el COVID y la transición TAI-AMA, tuvimos que reducir al mínimo nuestra colaboración y tan sólo se han mantenido las becas educativas. Seguimos expectantes. Tras la celebración inicial, pasamos a una reunión más formal que nos ayuda a dar la vuelta a nuestra desmotivación. Dedican la reunión a repasar toda la colaboración de los últimos años, a celebrar todos los éxitos, cambios y aprendizajes y a remarcar que, gracias a todo ello, ahora se sienten plenamente preparadas para seguir adelante de manera autónoma. Es la noticia que toda entidad dedicada a la cooperación internacional quiere escuchar.

Cálida bienvenida en Shree Baljyoti…
…por parte de toda la comunidad educativa

Abastecimiento de agua para baños e instalación de  un sistema de filtración de agua, construcción de una biblioteca y un comedor, formaciones pedagógicas diversas para el profesorado, sesiones de refuerzo para el alumnado, becas educativas, mejora de la salud bucodental de niños y niñas, formación en salud menstrual para las niñas, ayudas de emergencia después de los terremotos, compra de nuevo terreno y construcción de nuevas aulas, formaciones y emprendimiento con el grupo de madres… y la lista sigue. El reconocimiento no es tanto a la cantidad sino a la calidad del impacto. La colaboración estrecha entre todos los agentes y la determinación en buscar la propia autonomía han sido clave. El trabajo realizado ha llamado la atención de las instituciones que ahora responden ante las demandas de la escuela y se hacen cargo de su responsabilidad. Este es el tipo de resiliencia que les hace avanzar sin depender de agentes externos. Desde una mejora global en los resultados académicos de los estudiantes hasta una mayor inversión del gobierno en la cantidad de profesorado cualificado, pasando por un incremento del 100% del número de alumnado matriculado y una tasa bajísima de absentismo escolar. La comunidad de Bhagar y  el pueblo de Baljyoti nos muestra un gran ejemplo de lo que se puede conseguir cuando la intervención de una organización como la nuestra es la justa y necesaria como para dar el máximo protagonismo a las personas del lugar, facilitando las herramientas para que las piezas encajen por sí mismas sin crear dependencia. Con esto, confirmamos que cerramos capítulo con Bhagar y Bajyoti, a excepción de las becas educativas – de las cuales también tuvimos ocasión de hacer seguimiento.

Confirmamos también que es el trabajo a largo plazo el que puede crear impactos de este calibre. Ahora sí, felices y orgullosas del camino recorrido juntas. Satisfechas de saber del impacto reconocido como tan positivo por parte de la propia comunidad. Ahora sí, nos cogemos el agradecimiento y lo compartimos y repartimos, porque es mutuo.

Nuestra palabra de la semana, en nepalí, es sapana (sueños)

* Nujra es un nombre ficticio elegido para proteger la identidad del protagonista de esta parte de la historia.

Nuestra campaña «Niñas a salvo de la trata sexual» sigue abierta y algo estancada. Necesitamos poder seguir recibiendo apoyos para cumplir con el objetivo de proteger a estas niñas. ¡Gracias por tu parte!

2 comentarios sobre “Ama en Nepal: Semana 3

  1. Bonicos. Vos esperem amb moltes ganes. Quina barreja d’emocions… Històries molt crues, però també altres que donen sentit al que fem. Sempre fent equilibris, això sí, sense perdre la il•lusió. 🥰

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