Diario Ama en Nepal: Reflexiones al marchar

Nos fascina el kora: es el nombre que se le da al ritual budista que consiste en circunvalar un lugar sagrado al tiempo que se recitan mantras, poniendo en movimiento las ruedas inscritas con rezos y reconociendo la presencia y conexión con lo sagrado. La estupa de Boudhanath es un lugar privilegiado para observar esta costumbre fuertemente arraigada en el Himalaya, y también para formar parte de ella. Esa es parte de la magia: todas las personas, de todos lugares, cabemos en este lugar. Todas, sin excepción, nos podemos unir al incesante flujo de pasos que se mueven en una misma dirección, al son del murmullo “que todos los seres sean felices” (om mani padme hum).

 Los ojos de Buda coronan el centro de la estupa, su mirada compasiva abarca las 4 direcciones cardinales y en el centro de sus ojos lo que parece una nariz es realmente el número 1: para recordarnos la unidad de todas las cosas. En pocos lugares como en Nepal, y especialmente en Boudhanath, podemos apreciar con tanta exquisitez la  unidad dentro de la diversidad: la diversidad que nos une. 

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Mujeres y hombres del Tibet, algunas viejas generaciones de personas refugiadas y otras ya nacidas en Nepal. Ellas llevan unos delantales de coloridas rayas horizontales y suelen trenzarse el pelo con hilos de un llamativo rosa o verde. Ellos  llevan trajes más discretos pero su murmullo de los mantras es más audible en el camino. Monjes budistas, monjas…. algunas originarias de Nepal, otras del Tibet, de Malasia, de Estados Unidos, de Rusia… circunvalan la estupa recubiertos en sus mantos de color granate, amarillo, marrón, naranja… Personas venidas de la ciudad y de los pueblos de Nepal: tamangs, gurungs, newaris… a quienes se suman también los hindús del valle, las personas jóvenes y las familias curiosas, las personas de cualquier otro rincón de Asia. Esta es una de las estupas más grandes e importantes del mundo, un lugar de peregrinaje. Perros, palomas, todos los seres bienvenidos.. Las 5 de mañana, las 7 de la tarde, vayas cuando vayas, alguien está presente en el lugar. Velas, incienso. No es necesario sugestionarse nada para sentir la paz del lugar… una calma necesaria  y sorprendente cuando a apenas 15 metros, tras el arco que da a la calle, decenas de vehículos se mueven al son del claxon y entre nubes de polvo. 

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Boudha es un hito en el viaje. Siempre. Al llegar, venimos a verle cuanto antes.  Al marchar, es obligado un kora como rito de paso para la transición que nos espera. Ese es justamente el poder que sentimos en este lugar: la stupa de Boudha se mantiene igual cada vez, aparentemente inmutable al cambio. Es el lugar donde se nos hace fácil volver a conectar con la vida, con el propósito, con el agradecimiento y prepararnos para el cambio, siempre inevitable. Durante nuestro último kora de este viaje y mientras observábamos esa maravillosa diversidad humana circunvalando la estupa, veíamos entre asomadas las zapatillas deportivas por debajo de los trajes tradicionales tibetanos, y nos preguntábamos cuanto tiempo más le queda a esta expresión tan diversa y auténtica de quienes son. La homogeneización cultural hija predilecta del capitalismo se cuela por las rendijas de casi todos los lugares del planeta y Nepal no es una excepción. Más allá de los cambios visibles, se van transformando también los valores, y perdiendo las historias. Que todo esto desaparezca en nombre del ‘progreso’: ese es nuestro miedo. Nos asusta pensarlo. Miramos a Boudha para buscar consuelo, y ahí sigue, impasible. Asumiendo el paso del tiempo sin pelea. Su mirada acoge, abraza y acepta.

Volvemos a nuestros propios pasos, y a revisar el camino recorrido en este mes y medio sobre terreno. Podemos dirigir nuestra mirada hacia muchas direcciones que al final convergen, como en Boudhanath.

Miramos al este: símbolo de inicio y de crecimiento. Ama nació con el bagaje, la motivación y las conexiones que durante años sembramos en TAI. Durante todo nuestro primer año de vida, hemos funcionado gracias a la inercia y la información de experiencias anteriores, y ha sido muy productivo. La transición se ha hecho honrando todo el camino recorrido, despacio y cuidando de las entidades y las conexiones que hemos ido labrando durante años. Volver a Nepal ha sido necesario para actualizarnos, como personas y como entidad además de conocer in situ la situación de nuestras contrapartes en Nepal. Sin embargo, hacerlo ahora no es tan fácil como lo era antes, y conseguirlo ha implicado una potente logística a nivel laboral y un fuerte desembolso económico a nivel privado. Ama no es una fundación que puede tener trabajadores a su cargo (como lo era TAI): Ama es una pequeña asociación sostenida por personas que hacemos un trabajo voluntario. A pesar de los nuevos retos, fuimos a Nepal: por Ama, por nuestras socias, por nuestro propio compromiso personal con Nepal, sus gentes y nuestra trayectoria de estos 12 años. La experiencia nos ha servido para confirmar que, aunque nuestra situación es distinta y hay algunas limitaciones añadidas, también tenemos un bagaje que, unido a nuestra motivación, no nos permite parar. Tal y como dijo Gandhi: Es la acción y no el resultado de la acción lo que es importante. Debes hacer lo correcto. Puede que no esté en tu poder, puede que no sea en tu tiempo que surjan los frutos. Pero eso no significa que dejes de intentarlo. Puede que nunca conozcas los resultados de tu acción, pero si no haces nada, no habrá resultado.”

Moni y Tiko en su primer viaje a Nepal, 2010

Miramos al oeste: símbolo de tránsito, de movimiento, de cosecha. Cómo ha cambiado el mundo en estos 4 años. Cuánto ha cambiado Nepal, en estos últimos 4 años y en los 12 que lo conocemos. Cuánto hemos cambiado nosotras. Nuestras circunstancias personales, nuestro contexto social. Nepal no lo tiene fácil. Tras las eternas sonrisas todavía muy presentes, hemos podido entrever más tristeza, desgaste e indefensión que otras veces. Mayores cifras de personas viviendo bajo el umbral de pobreza, más contaminación y peor gestión de residuos, cambio climático acelerado, todavía sin salud pública ni universal, precios disparados, aumento exponencial de personas que migran al extranjero, turismo sexual en auge.

La mayoría de las dinámicas que antes daban cierta sensación de seguridad para la acción, ahora aparecen más líquidas, y la mirada hacia el futuro, más entrecortada y miope. Muchas de las fórmulas con las que nos manejábamos ahora no dan los mismos resultados – el movimiento constante y acelerado nos empuja a cambiar con él y replantearnos las respuestas que damos a los retos que nos vamos encontrando, tanto los nuevos como los conocidos. Qué sencillo y lógico parece, por ejemplo, ser seguir acogiéndose a la frase “La educación es la mejor arma para cambiar el mundo” y que poco nos resuena cuando, para empezar, se usa la palabra arma, íntimamente ligada a la violencia, y cuando vemos cómo el sistema educativo en Nepal está contribuyendo claramente a la migración masiva, en la que miles de personas acaban víctimas del tráfico de personas y/o la explotación laboral. Un sistema educativo que mimetiza al de Occidente y que no da respuestas a su realidad ni concreta ni cercana. Les aliena desde el principio. ¿Qué podemos hacer? No tenemos respuestas claras. Lo que sabemos después de un viaje como este, es que es nuestra obligación moral aprovechar la cosecha de nuestras experiencias para atrevernos a hacernos nuevas preguntas, a cuestionarnos a nosotras mismas y nuestros discursos, y atrevernos a mirar de otra manera. No queremos acogernos a frases hechas ni creencias fijas que justamente nos hagan cómplices del mismo sistema que queremos transformar.

Foto de Fer the Photographer @fer.the.photographer. Nepal 2018

Miramos al norte: símbolo de objetivo, seguridad y sabiduría. No nos asusta no tener respuestas – al contrario, nos motiva a seguir explorando, indagando y experimentando. Ese es nuestro estilo: revisarnos una y otra vez para asegurarnos de que lo que estamos haciendo esté tan alineado posible con lo realmente quieren y necesitan las personas y entidades sobre terreno – ese es nuestro verdadero objetivo. Tenemos la seguridad de la experiencia y el bagaje de todos estos años, y al mismo tiempo, la valentía de cuestionarnos en el presente y la capacidad de darle la vuelta a lo que hacemos. Y lo que hacemos no lo hacemos solas, nunca. Nuestro trabajo es un trabajo en red, y en plural. Nuestro sueño alto está expresado en nuestros estatutos y sigue siendo nuestra guía: “Ama Nepal tiene como objetivos contribuir activamente a la justicia social y ambiental y generar espacios de aprendizaje libre y colaborativo, desde los valores del trabajo en red y el apoyo mutuo, así como el cuidado de las relaciones interpersonales.”

Tal vez, como equipo, no tengamos la misma disponibilidad de tiempo que antes, tal vez como asociación no contemos con la misma fuerza económica que antes, pero ¿cómo iba eso a pararnos en nuestro objetivo? Kavita, por ejemplo, eje central de nuestros proyectos en Nepal, es ahora madre y empresaria. La vida para ella también ha traído cambios y adaptaciones necesarias, y tenemos que dejar que fluya. Seguiremos en colaboración estrecha, pero debemos reestructurar. Este viaje nos da la oportunidad de rehacernos y adaptar nuestro trabajo a lo que podemos sostener con la comodidad y calidad necesarias para hacer un buen trabajo, para cuidar y cuidarnos en el proceso. Todo ello es también gracias a vosotras, personas socias y aliadas. Contar con vuestra confianza y apoyo, tanto a nivel económico como moral, nos permite tener una base sólida sobre la que trabajar y proyectarnos al futuro.

Última reunión con Kavita y Purna de Hamro Pratisthan. Agosto 2022, Nepal

Miramos al sur: símbolo de pasión y creatividad.  

Como veis, Ama Nepal tiene vocación creativa: nos gusta podernos renovar para poder responder mejor a lo que ocurre y así expresar nuestro deseo por un mundo más amable desde un lugar coherente para nosotras. Este post-viaje ya trae entre nosotras tertulias apasionantes sobre nuestros ejes y su reestructuración. ¿Cómo podemos dar continuidad a las formaciones de resiliencia climática? Las mujeres que acudieron fueron claras: esto responde a un interés y a una necesidad urgente. Les empodera y les conecta al territorio, les da perspectiva de futuro. Lo estudiaremos para dar respuesta. ¿Cómo podemos seguir colaborando para proteger los derechos de la infancia sin alimentar su alienación del territorio, contribuyendo a los flujos de migración al extranjero? Los resultados y el impacto positivo en lugares como Bhagar nos animan a buscar otras maneras de seguir trabajando por y para la infancia, veremos cómo. ¿Cómo podemos seguir siendo un apoyo para Maitri Griha o Asha Nepal a pesar de que la financiación que les podemos ofrecer es muy baja? Queremos seguir haciendo red, conectándoles con otros recursos de su zona y seguir consolidando todo lo posible la colaboración a largo plazo en áreas concretas de sus proyectos. ¿Cómo participar del trabajo de prevención de la trata sexual y el tráfico de personas en las zonas con mayor incidencia de casos? Las historias que nos hemos encontrado nos indican que es necesario que las personas tengan los datos previos necesarios para tomar decisiones informadas que les permitan saber los retos y las consecuencias de migrar. El teatro social participativo y el trabajo entre entidades afines seguirá siendo clave.

Programa de prevención de la trata sexual a través del teatro y circo social. Kagati, 2019.

Iremos madurando las estrategias y el plan de acción renovado para 2023 durante los próximos meses, y os lo iremos compartiendo tanto en el próximo boletín de noticias que llegará a finales de octubre como en la asamblea general de diciembre. Gracias por quedaros con nosotras 😊

Devolvemos la mirada al centro: el lugar justo donde siguen circunvalando nuestros pasos. Seguimos en el kora: el sol se ha puesto, las lámparas de aceite queman con una luz intensa y el humo del incienso nos sigue mientras avanzamos. Pausamos. Cerramos los ojos un momento y permitimos que una cascada de imágenes y sensaciones del viaje nos revisiten durante unos instantes: llegar a Kathmandu bajo la lluvia; la acogida de Mhindup; su madre enseñándonos a hablar en Tamang; los campos de mazorcas de maíz; los tuk-tuk indestructibles; las calles asfaltadas, las que no lo están tanto; el té compartido con Kusum de Asha; el otro té con Harka; el día que compramos plátanos en esa tienda de la esquina; la sonrisa de la mujer desconocida. El recibimiento de Sailesh y Sandesh en Maitri; los reencuentros con James; el teatro de Anu y la tarde de tormenta; las lágrimas de Nirmala; Suman en la distancia; las 8 horas a Pokhara; los desprendimientos de tierra; las montañas de basura; 3 en una moto; el taxi que esquiva a la vez al perro, la vaca y al señor en la bici; nada es imposible. El lago irreconocible de Pokhara; el primer abrazo con Kavita; el puente colgante para llegar a Bhagar; la conversación en nepalí con las profesoras; los collares de flores; las voces de los niños y las niñas; el sistema de filtración de agua; el calor sofocante. Arjun; migración; engaño. Los días de teclear para el blog; los cortes de luz; el dal bhat; siempre picante. El paseo por la selva; la llegada a Ecovillage; la ausencia de Shiva; los preparativos; la incertidumbre; el himalaya; el deshielo; el agua contaminada. Las 48 mujeres que vinieron al taller; sus chanclas en la puerta; las danzas; las conexiones; la luna llena. Los saris y los sadhus; el incienso; el dolor; la esperanza; el templo de cremaciones; la ceremonia del fuego; espiritualidad; alienación; privilegio. El ruido de coches; las campanas; terremoto; el señor de la tienda que espera, y espera. Y Boudha, siempre Boudha. Casi como el lugar donde todo empieza, y todo acaba… y como aquí todo es un ciclo y una rueda que no para de girar, sabemos que ahora termina para volver a empezar.

Gracias de nuevo, Nepal, por sacarnos de nuestra extraña comodidad, por retar nuestros esquemas mentales, por darnos perspectiva, por recordarnos lo que son el amor, la justicia y la unidad. One love.

Foto de Fer the Photographer @fer.the.photographer. Nepal 2018
NAMASTE…
…NEPAL

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